La R.A.E. define estimulación cómo “acción por la que se pone en funcionamiento un órgano, una actividad o una función, o reactivarlos”, de esta manera todas las técnicas de estimulación relacionadas con el desarrollo del niño buscarán la transformación de las estructuras para hacer posibles las funciones motoras cognitiva y sensitivas.
Uno de los métodos de estimulación sensorial que existe en la actualidad es la estimulación en el medio acuático, denominada matronatación. Este tipo de estimulación es recomendada a partir de los cuatro meses de edad para cualquier bebé, ya que en el agua el bebé ejercita casi en totalidad todo su cuerpo, además el medio acuático cálido reduce el tono muscular lo que permite un movimiento más eficiente de todo el cuerpo y la flotación permite efectuar movimientos que serían más complicados en el medio terrestre.
Según H. Asperger “las personas con autismo se diferencian entre sí no sólo por el grado de alteración del contacto y discapacidad intelectual, sino también por su personalidad e intereses que acostumbran a ser de lo más variopinto y originales”, a mi parecer en este ámbito no existe mucha diferencia con las diferencias que podríamos encontrar si hablamos de las motivaciones e intereses de un grupo de personas normotípicas al azar, me atrevería a adelantar que si hiciésemos una encuesta sobre motivaciones e intereses en un grupo mixto de personas con TEA y sin TEA nos costaría identificar a quien correspondería cada una de ellas. Así bien hasta este punto no encontraría razón por la que en un grupo de actividades en las que los bebés, o menores de cuatro años, se encontrasen acompañados de sus padres o personas de referencia no pudiesen realizar dichas actividades en un grupo normotípico. Hasta este punto podríamos estar hablando un grupo de familias compartiendo una mañana en la piscina, en el campo, o cualquier tarde en el parque. Lugares tan cotidianos que resulta impensable convertirlos en salas de estimulación a lo grande, en ellos podemos encontrar infinidad de estímulos o nuevos intereses.
El acceso a pautas e información sobre la adaptación de pequeñas actividades dirigidas debería ser un indispensable para todos los monitores de ocio y tiempo libre. Entonces, ¿podría un bebé con trastorno del espectro autista y su mamá o papá compartir lugar de estimulación con cualquier familia? La respuesta es sí, por supuesto. La atipicidad en la imitación de acciones ó el desarrollo del juego simbólico pueden verse reducidas gracias a las propiedades del medio acuático dónde el bebé recibe diferentes estímulos y logra auto regularse con mayor facilidad. Además de la indudable mejora tanto de la motricidad fina cómo la gruesa, objetivo principal de la estimulación motora en cualquier bebé o infante.
Tras, ya casi, quince años compartiendo momentos en diferentes ámbitos del ocio y tiempo libre con familias y en diferentes ocasiones llego a una única conclusión, aquellas familias cuyas vidas están repletas de sudokus en forma de horarios para poder asistir a los diferentes médicos y terapias lo que les apetece a las familias cuando entran al agua y comparten espacio es, aparte de disfrutar del precioso tiempo con sus hijos, comentar el papel de España en la Euroliga de basket o quién fue el concursante eliminado anoche en la final de Master Chef.
Para finalizar resaltar la idea de actividad en el tiempo libre, incluso adaptada no olvidemos que se trata de tiempo libre, existen infinidad de terapias y profesionales para ello. Como responsables del ocio demos a las familias aquello que buscan en estos ratitos, tiempo libre, descanso, olvidar por un momento todos los objetivos, contratiempos, médicos y horarios a los que están sometidos y dejémosles disfrutar de un rato agradable con sus hijos en un entorno favorable para su desarrollo rodeado de iguales.

Blanca Garrido Casas
Master en Atención Temprana UCJC