Hola amigos!!

Se acercan los días de sol, de excursiones, de pasar el día en el campo, en el parque o en la montaña…  y en consecuencia, aumenta nuestra exposición al sol.

En ocasiones, hasta que no estamos en la playa o en la piscina y con el bañador puesto, no somos conscientes de las horas que nuestra piel pasa expuesta a las radiaciones solares. Y si hablamos de bebés y niños, protegerles del sol, se vuelve un trabajo a jornada completa.

Por lo tanto, conviene recordar que no sólo debemos tomar medidas en verano y que no sólo es necesario protegernos cuando estamos en la playa.

Pues bien, teniendo claro estos aspectos, pasamos a daros unos consejitos (que aunque estamos seguros de que os lo sabéis, os los resumimos aquí, para que los tengáis a mano).

1. Vamos a empezar señalando que los menores de 6 meses no deberían de exponerse al sol ni usar cremas fotoprotectoras, y de hacerlo,  con la ropa adecuada y en horas que no incida directamente el sol (últimas horas de la tarde).

2. Lo más importante, la protección solar. Diferenciaremos dos tipos de filtros:

  • Por un lado, nos centraremos en gorros, camisetas, gafas, sombrillas y todo elemento físico que nos sirvan de “escudo” solar y que minimice el impacto de los rayos solares sobre nuestra piel. Esto es vital para los más pequeños de la casa, sobre todo (y sobra decirlo) si hemos olvidado la crema fotoprotectora o estamos en las horas centrales del día.
  • Por otro lado, y como acabamos de mencionar, debemos hacer un buen uso de una crema fotoprotectora adaptada al tipo de piel y a las condiciones solares. Recordemos aplicarla de forma generosa, 30 minutos antes de la exposición al sol y repetir el proceso cada dos horas si continuara la exposición. Recomendamos filtros físicos, (frente a los filtros químicos), inorgánicos, que aplicados en la piel reflejan la luz solar y no absorbe la radicación.

3. No olvidaremos zonas sensibles como ojos o labios. Los niños deben usar gafas de sol homologadas y usaremos barras fotoprotectoras para los labios. No podemos olvidar que el césped, la nieve o el agua reflejan el agua e inciden en los ojos y en la piel.

4. Evitaremos las exposiciones solares prolongadas y a horas centrales del día, y procuraremos pasar el máximo tiempo posible en zonas frescas o de sombra. Incluso en los días nublados, no debemos bajar la guardia ya que el sol sigue quemando aunque la sensación de calor sea menor.

5. Mantén al niño hidratado, si por norma general esto es importante, con el calor, aún más. Procuraremos tener siempre a mano agua y por supuesto zumos, frutas o verduras para reponer los líquidos perdidos.

Y con todo esto… ¡A disfrutar del solecito y a darse un chapuzón para sobrellevarlo mejor!

Elena C.

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