¿Cuántas veces nos hemos visto en esta tesitura? ¿Cuántos comentarios y consejos hemos recibido cuando nuestro/a hijo/a ha tenido un arranque de rabia? Hay tantas opiniones al respecto como colores.
Hoy os voy a dar la mía, basada en mi propia experiencia, y espero que os sea de utilidad.
Ante todo y para cualquier dato o información que podáis recibir, os doy un consejo: “No por más técnico que sea el dato es mejor, solo en la medida que sea funcional se puede considerar de valor”.
Todos nos hemos encontrado con esta situación en algún momento y a veces cuando más gente hay presente lo cual nos hace más vulnerables, pues nos encontramos en el punto de mira en donde se espera que manejes la situación de la mejor manera.
¿Alguna vez te has preguntado por qué hay niños más propensos que otros a las rabietas?
Bajo mi punto de vista, tras la rabieta siempre se esconde una razón, no ocurren porque sí.Normalmente suelen ser desacuerdos de algún tipo, los que les hacen comportarse de esta manera. Si tenemos en cuenta que tienen tanto derecho como un adulto a estar de acuerdo o no con cualquier cosa y que no tienen el “barniz social” (que no educación), que nos caracteriza a los adultos para mantener las formas, podremos comprender algo mejor estas manifestaciones.
Cuando un niño no se siente parte del grupo familiar a la hora de colaborar (coger la escoba y ponerse a barrer), opinar (no me gusta esta comida), tomar decisiones (ponerse ese pantalón “hortera” que le gusta), por poner algún ejemplo, y tan solo se dedican a acatar ordenes, es bastante razonable que se enfaden y lo manifiesten rompiendo cosas o teniendo rabietas en el momento menos apropiado. ¿A quién no le hubiera gustado expresarse de manera similar ante alguna orden no apropiada por parte de un superior o de nuestros padres cuando éramos pequeños?
Normalmente la razón por la que se desencadena una rabieta nunca es lo que demandan en el momento de ésta. Es un cúmulo de desasosiegos y frustraciones.
Algo que ayuda a que esto se desencadene es la falta de alimentación o de descanso. En estos momentos son mucho más vulnerables porque su cuerpo no se encuentra en forma. Una buena alimentación que contenga todos los nutrientes y vitaminas necesarios para su desarrollo en la que no intervenga el exceso de azúcar y descansar bien cada día, nos va a ayudar bastante.
Algunas teorías abogan por poner a “pensar” al niño cuando esto ocurre o intentar dialogar con él. Nada de esto funciona cuando se encuentran en pleno enfado, simplemente no van a captar el mensaje y nos convertiremos en mayores enemigos aunque aparentemente se muestren resignados.
El dialogo siempre es bueno cuando el niño esta tranquilo y mediante el juego intentaremos localizar sus gustos y necesidades, no olvidando usar un lenguaje adaptado a su edad para que nos pueda entender.
¿Qué hacemos cuando están en plena rabieta entonces?
Si no estamos en la calle, llevémosle a un lugar no cerrado, donde no moleste al resto de la gente y donde se puedan desahogar hasta que se les pase, al menos durante un rato. No debemos decirle nada y mucho menos gritarle o regañarle.
Si pasa un rato y la rabieta continua, hay algo que suele funcionar muy bien. Sacarles del enfado mostrandoles cosas que sean de su interés: ¡Ala! Mira que camión más bonito y hace ruido voy a ver como corre… o simplemente invitarle a mirar cosas del entorno y cada vez que lo haga decirle un “muy bien” por ejemplo. Esto funciona fenomenal y en menos que canta un gallo se les habrá pasado.
Condiciones indispensable para nosotros como padres a la hora de gestionar la rabieta:
- Paciencia, todo lleva su tiempo.
- Tranquilidad, no perder la calma.
- No mostrar ningún tipo de reacción adversa que fomente más la rabieta, no es nuestro enemigo ni nuestra rabieta tratemos de ser amables y no enfadarnos aunque la situación no nos guste.
- No manejar con chantajes.
Ánimo, es más sencillo de lo que parece, ponlo en práctica y observa los resultados, y una vez manejada la situación, observa a tu hijo y él te dirá sin necesidad de interrogatorios, lo que desea y necesita, son un libro abierto.
Espero que os sea de utilidad, si tenéis cualquier pregunta estaré encantada de contestaros en aurora@chapoteos.com
Próximamente hablaremos sobre: “Dónde están los límites”.
Hasta la próxima amigos!!
Aurora A.