¡Por fin llegó el momento tan deseado! Hoy comienzan nuestras clases en la piscina.

Desde que me hablaron de la matronatación deseaba que cumpliera los 5 meses para poder llevarle a matronatación (o natación para bebés).

Aunque hay que decir que, realmente, el primer día en el agua para nuestro peque es el primer día que das un baño a tu bebé. Lo ves tan pequeño que parece que se fuera a escurrir de tus manos. Normalmente, para este momento, está todo preparado para que sea lo más placentero posible: el agua a la temperatura adecuada, así como el ambiente, todo está tranquilo y comienzas a sumergirlo en el agua con gran expectación… ¿le gustará?.

Normalmente sí le gusta y disfruta mientras le vas mojando la espaldita y la cabeza con la esponja. Es un momento de relax para los dos.

Todo esto forma parte de los prolegómenos de la piscina.

Una buena adaptación al agua desde el principio hace que la llegada a la piscina sea más suave y agradable, y esto incluye acostumbrarle poco a poco a que el agua caiga por su cabeza y que no le moleste en los ojos ni en los oídos.

Ciertamente, el espacio es más grande y la “bañera” de repente parece haber estirado; hay sonidos en el ambiente de mayor intensidad y desconocidos para nuestro bebé; gente desconocida; nuevos juguetes, etc…

Desde el principio le iremos contando que vamos a ir a la piscina con otros niños que también irán con sus papás, que el agua estará calentita, etc… y entonces escogeremos un horario en el que el bebé este descansado y no tenga hambre.

Asegurémosnos que la piscina donde vamos a ir reúne todas las condiciones necesarias para que puedan asistir niños pequeños. Aquí señalamos: cambiadores, parque (para dejarles mientras nos cambiamos) y duchas. Si todo está acondicionado, no debemos llevar a la piscina más que lo necesario (nada de cochecitos, maxicosi, ni bolsas gigantes llenas de enseres). Tan solo los bañadores, toallas, chanclas de piscina, gorro para adultos, bolsa de aseo, ropita de recambio o pijama (si después va a dormir) y no olvidar algo para comer sino es pecho lo que el bebé toma. ¡Salen con mucho hambre!

Una vez en la piscina hay que hacer un acercamiento gradual a la piscina, Esto significa, dar un paseo por el entorno, enseñarle los juguetes, presentarle a los niños y sentarse en el bordillo con él en brazos para ir mojándole los pies y las piernas antes de meterle en el agua. Le ofreceremos juguetes, salpicaremos con los pies en el agua… en general se trata de llamar su atención para invitarles al baño.

Cuando él esté preparado lo vas a saber. Ya se encargan ellos muy bien de hacérnoslo saber incluso sin hablar.

Y entonces, ahora sí… ¡Ha llegado el momento de entrar al agua y disfrutar!

¡Buen baño!

Aurora A.