¡¡Llega la Navidad!! Una época del año muy especial y con ella los Reyes Magos, Papá Noel, las luces de Navidad, LOS JUGUETES…
Vamos a empezar con un par de definiciones:
- Juguete: Objeto que sirve para que los niños jueguen y está destinado expresamente a este fin.
- Jugar: Realizar una actividad o hacer una cosa, generalmente ejercitando alguna capacidad o destreza, con el fin de divertirse o entretenerse.
– “Empezó a desear que llegase el buen tiempo para salir a jugar al patio; se puso a jugar con unas hierbas del suelo”.
Ahora bien, ¿Qué compramos a nuestros hijos? ¿Cuáles son los mejores regalos y juguetes? ¿Debemos tirar la casa por la ventana?
Total… una vez al año no hace daño. La cuestión es que sí hace daño y no solo a nuestra economía, sino también a nuestros hijos, con un exceso de “cachivaches” que no van a ser capaces de asimilar ni apreciar.
Es verdad que nos centramos en darles todo lo mejor que podemos y que todo nos parece poco para ellos. La cuestión es si realmente necesitan tantas cosas materiales para ser felices y divertirse pues se supone que para eso son los juguetes.
Cuántas veces hemos visto cómo un niño desde temprana edad coge cualquier objeto que está a su alcance para investigar. Objetos normales y corrientes; Desde una hoja de papel, una botella de agua, las llaves de casa, el rollo de papel higiénico y un largo etc… Con todo ello están jugando.
Es verdad que en el mercado existe una amplia gama de juguetes “educativos” para que los niños desarrollen sus capacidades psicomotrices e intelectuales y algunos de ellos están fenomenales, pero no nos volvamos locos intentando que nuestro hijo sea un Einstein desde pequeño, ni le inundemos de tareas que desempeñar.
La mejor manera es dejar que ellos vayan pidiendo cómo desarrollar las capacidades a su ritmo y sin sobre estimularlos.
Es importante dejar libertad a su capacidad creadora innata permitiendo que investiguen con cosas reales que les rodean día a día y sobre todo, empleando todo el tiempo que podamos en compartir esos juegos inventados y añadir a la combinación ese granito de imaginación y creatividad de la que aún sin duda nos queda mucha.
No sé a vosotros pero a mí me ha pasado que cuando mis hijos ya tenían edad de pedir juguetes y le preguntabas en Navidad que querían pedirle a los Reyes Magos te decían tan solo una cosa, o a lo sumo dos. Pero claro, como siempre nos parece poco, aparecemos con 3 o 4, más los regalitos de los abuelos, de los tíos, de los amigos… Esta rutina a largo plazo es imparable.
Mi consejo es que observéis las aficiones de vuestros hijos y que las potenciéis en su justa medida. Hacer regalos con los que ellos puedan crear y participar. Seguro que así los disfrutarán mucho más y sobre todo, y lo más importante: que estos regalos vayan acompañados de tiempo para compartir con ellos estos juegos.
¡Ah! Y sobre todo disfrutad de ser Reyes Magos por un día .
Nos vemos en la próxima entrada amigos/as.
Aurora A.