El niño, como cualquier persona adulta, cuando se encuentre ante una situación desconocida necesitará aprenderlo. Y aunque parezca una afirmación muy obvia, no siempre somos conscientes de esto. En este caso la actitud de los padres o educadores será muy importante y determinará en gran medida la disposición del niño a escuchar y la posibilidad de aprende algo de él.
Nuestra recomendación siempre será optar por la COMPRENSIÓN y el JUEGO cuando tratemos de enseñar algo nuevo a un niño.
En sí, un niño tiene su propio universo de ideas, conceptos y opiniones sobre lo que le rodea, y ve la vida de una forma muy diferente a la de un adulto. Para ellos la vida es un juego con una serie de reglas, barreras y metas que la mayoría de las veces les limita cuando quieren experimentar algo (véase tocar el fuego, meter los dedos en los enchufes o jugar con un cuchillo).
Ejemplo: quieren coger algo de un estante (meta), no llegan (barrera), arrastran una silla y la utilizan para alcanzar lo que desean (regla). Dentro de las reglas pueden ser más o menos ortodoxas según nuestro criterio, pero siempre que se pueda se debe dejar que sean ellos quienes las pongan (siempre que esto no ponga en peligro a ellos ni a los demás).
Si habéis visto la película de “La vida es bella” de Roberto Benigni, recordaréis la bonita metáfora de cómo la experiencia más atroz se puede convertir en juego, y gracias a ello, se sobrevive y aprende.
Partir de la base del juego a la hora de aprender, será ganarse la completa atención y colaboración del niño, tenga la edad que tenga. (la edad solo determinará el juego más adecuado). Basándonos en el juego podremos enseñarles las reglas, barreras y metas de cualquier actividad, no olvidemos que la experimentación siempre es necesaria.
Bajo nuestro punto de vista, la fuerza, la imposición y el no comprender al niño, solo producirá protestas y rechazado hacia nosotros y hacia lo que estemos tratando de enseñar. Cuando tratamos a un niño así se sentirá incomprendido y limitado, tenderá a cometer errores y a las rabietas con facilidad.
Es muy importante comprenderlos, tratar de entender las cosas desde su punto de vista y transmitirle usando una actitud de “niño grande”. Explicaremos y ayudaremos a conseguir sus metas, mostraremos las barreras y las reglas que hay que cumplir, y algo muy importante, valoraremos siempre sus victorias. Así tendremos niños capaces de poner en práctica lo que les hemos enseñado.
Si tenéis cualquier duda o propuesta, no dudéis en contactar con nosotros. Nos vemos en la próxima entrada.
Elena C.